Recital en la Casa Zorrilla: "Verso, luego existo", de Gustavo González
El miércoles, 12 de junio de 2013, a las 20.00 h, en la Sala Narciso Alonso
Cortés de la Casa
de Zorrilla, vuelve por segunda vez Gustavo González, esta vez con nuevos
poemarios que aúna para el recital en un título muy descartiano: “VERSO, LUEGO EXISTO”,
GUSTAVO GONZÁLEZ nació un invierno de 1973 en
Valladolid al amparo de la industria de automoción recién instalada en la
ciudad, que acogió a su padre, llegado de la provincia, como a tantos otros en
aquella década.
Trabajador social por vocación,
ha desarrollado su vena artística en relación con la poesía, llenando de
sentimiento aquellos momentos de la vida que se presentan más prosaicos.
Ya de niño, su incipiente
relación con el habla y la ilusión por escribir era simultaneada con la
lectura, y cuando llegó la juventud, entusiasta y vitalista, leyó a poetas
románticos como Bécquer, a los desheredados de la tierra como Gabriel y Galán,
a los más vitalistas y osados como Lorca, a los activistas de la palabra como
Alberti, y a tantos otros que le ayudaron a encontrar en sus poemas la terapia
ideal que Gustavo
González necesitaba.
Para Gustavo la poesía constituyó
entonces una especie de refugio, “ese confesionario en el que dar rienda suelta
a mis decepciones, mis secretos, mis sonrisas y lamentos propios de aquella
edad”.
Tiempo después descubrió que
aquella devoción se había transformado en necesidad, y aquella vocación en
pasión.
Sin otro ánimo más que el de el
disfrute, esa acción de desnudar los sentimientos y realidades se fue
convirtiendo en algo efectivo, y es cuando Gustavo comenzó a reunir aquellas
viejas rimas a las que añadió las nuevas, recogidas en colecciones de poemas,
que en sus propias palabras, son poemarios de uso casi personal.
FLORES ARRANCADAS, FLORES
EN CARNE Y VERSO y IN VERSO VERITAS son algunos de sus
libros de poemas que aún esperan ser editados. Pero Gustavo no se ha resistido
al silencio de sus textos y han sido expuestos públicamente en recitales o en
el blog de poesía que lleva por título Flores
arrancadas.
Dice el autor que “desde niño ha
sido un principiante de la rima, con la que juega, habla y siente con ella, y
añade, que “por pura y desinteresada amistad”, convirtiéndose para siempre en
su furtiva compañera.
Este nuevo recital, “VERSO, LUEGO EXISTO”, es una recopilación de dos de sus últimos poemarios: IN
VERSO
VERITAS y CAFÉ CON VERSO. Versos con garra, donde el escapismo y el ansia de eternidad se justifican en sí mismos. Gustavo
dice en el preámbulo de CAFÉ CON VERSO que son poemas
concebidos entre bocanadas de humo y sorbos de café. En ellos hay mucho de sí
mismo, mucho de interior, pero de un interior dolorido, con verdades ocultas,
con mucho pretérito imperfecto, o la intención no del todo cumplida, hay
también reticencias en el amor, y preguntas, muchas preguntas indirectas. En otra
parte de su poemario que él llama CAFÉ CON VERSOS MUNDANALES, dice el
autor que “son poemas para cuestionar
todo y a todos”, y en él delibera acerca de la libertad, los desahucios, tan
injustamente de moda, y Gustavo, que ningún
tema social enraizado en los derechos humanos le pasa inadvertido, hace
en su libro un homenaje al poema “El embargo” de Gabriel y Galán, que ha
expresado como nadie la impotencia del poderoso pie que pisa y aniquila a todos
los desheredados de la tierra. Dice Gustavo
en su poema “Desahuciado”, remedando a Gabriel y Galán:
Adelante Señor Juez,
Pase Usted a mi agujero
Y
luego:
Llévense lo que no tengo
Señor Juez:
el futuro, la esperanza y el consuelo.
En CAFÉ CON VERSOS DE UN CONVERSO TERRENAL, que
es otra parte del poemario, están los poemas desertores pero respetuosos con el
hombre. Poemas duros, y sin embargo necesarios para entender a este loco mundo,
así está por ejemplo, “Pacto con Dios” y otros referidos a la fe del hombre.
Pero este poemario tiene un curioso epílogo que el autor
titula VENGANZA, DESPEDIDA Y CIERRE, donde late en realidad esa teoría
de la huida más que de la venganza, y lo hace con versos monosílabos, como si
sobraran las palabras. En la despedida está presente la naturaleza de los
hombres, cada uno con su mochila, y en el cierre, el protagonista de la hazaña
vital que ha recreado en su poemario (sólo Gustavo sabe si es autobiográfica o
no) se ratifica como “un verso sin estrofa”, como “la espuma de un mar triste”.
En todo el libro palpita ese desvalimiento del ser humano que no llega nunca a
la gloria, esa ineficacia de la vida que impide la felicidad, y una nostalgia
del amor perdido, que ya encontré en sus primeros poemarios. “Todo termina
cuando olvidamos su principio”, ese es el colofón del poemario CAFÉ
CON VERSO.
El otro poemario, IN VERSO VERITAS, hay “más de un
centenar de poesías y canciones, que como las flores, son escogidas y
arrancadas del amor, del desamor, de la soledad y de otras vicisitudes de la
vida y de la muerte”, dice el autor.
El poemario tiene cinco partes bien definidas: VERSOS
BIOGRÁFICOS, VERSOS DE OLVIDOS Y OTROS AMORES, VERSOS DE UN MUNDO INCIERTO,
VERSOS
DESCATALOGADOS, y VERSOS ENTONADOS.
En la primera parte, VERSOS BIOGRÁFICOS, están los versos
donde el pasar de la vida, Gustavo lo define siempre como breve, y donde desnuda
el pensamiento con una tremenda crudeza:
Nacido sin querer
ser un firme convencido
de lo triste que es saber
que es mejor no haber nacido.
Esta es la parte también donde el escapismo está hecho de
recuerdos y olvidos, de complejos y almas atrincheradas, y donde la metáfora de
“las flores deportadas que nadie buscará”, nos aproxima a la brutal realidad de
la emigración impuesta, por ejemplo.
Ese desapego a la vida para cambiar el rumbo de las cosas y
volver a empezar está siempre presente en sus versos:
No me importa ser fugaz
y despertar
siendo parte de otra nada
y comprobar
que olvidé ser compañero
de un antiguo sufrimiento,
y volver a ser por dentro
un volcán por estallar.
Pero también está en sus versos el lamento de la despedida, la
impotencia y el dolor, hay mucho dolor acumulado en estos versos, que estoy
segura son fruto de una introspección voluntaria y cargada de intenciones, como
en este caso, en el poema que lleva por título “Cabeza de ratón”, con un
subtítulo clarificador, “A quien se llevaron antes de tiempo”:
Puro nervio, pura sangre, puro llanto y pura risa,
aprendiendo siempre tarde y olvidando muy deprisa.
El
retrato de una queridísima persona, en cuyo final las palabras hablan por sí
solas:
Érase una vez un niño
Érase un fatal
destino.
La vida de las personas está hecha de retales, unas veces
nuevos y otras rotos, como el del poema titulado “ALZHEIMER (A los que no
pueden recordar)”, donde la ausencia de recuerdos le da al autor total
autonomía para calificarlos no sólo de malditos sino de maldecidos.
En la segunda parte, VERSOS DE OLVIDOS Y OTROS AMORES
continúa ese sentimiento de incapacidad para la felicidad: “contar el humo,
contar el viento”, lo imposible siempre presente e inevitable, sin embargo aquí
hay alguna concesión al amor: “aprendí a querer lo que queda tras la lluvia”,
“aprendí a adorar que aunque el cielo se desplome tu figura quedará”. También hay
una pequeña concesión a la naturaleza, pero Gustavo no da tregua, y en esa
misma parte termina con ese determinismo que está presente en toda su poesía, y
concluye casi al final con el poema “La muerte me espera”.
En la tercera parte del poemario, VERSOS DE UN MUNDO INCIERTO,
Gustavo González nos
muestra la rabia, “Por qué lloran los niños muertos?”, poema que él traduce
como “el dolor imperdonable” y por el contrario, también tienen cabida los
sueños, pero siempre como una difícil posibilidad.
En la cuarta parte, VERSOS DESCATALOGADOS, “los versos
de un cajón olvidado que no quiero olvidar”, según el poeta, pienso que están
los versos más optimistas, aunque es la parte más corta del libro.
La última parte, VERSOS ENTONADOS, se compone de versos
en forma de canción para ser leídos a ritmo de verso.
Como no podía ser de otra manera, Gustavo González termina
su poemario con una declaración de intenciones que resuelve las dudas que se
tienen al leer el libro, da la sensación que la amargura y el dolor que rezuman
sus versos, están explicados aquí:
“Que sueñe el alma
dormida
y que nunca
despierte,
pues la muerte
solo es vida
que se escapa
lentamente
solamente si te
olvidas de vivirla
plenamente.”
Ángela Hernández
Responsable de Programación de la Casa de Zorrilla